JUAN CARLOS RUTA
Junio de 1939. Desde Jujuy llega a todos los centros católicos del país, una modesta publicación con el título "Revista Bíblica".
Se firman directores de la misma Mons. Juan Straubinger y el Dr. Cl. Kopp. El primero reside en San Pedro de Jujuy, el segundo, en Mount Carmel, Palestina.
Explicando los motivos que los impulsan a iniciar esta obra, después de citar documentos pontificios y episcopales en favor de la lectura de la Biblia, escriben: "Oyendo tan autorizadas exhortaciones, nadie creerá superfluo un esfuerzo especial por difundir y explicar la Sagrada Escritura... "
Dicen luego que al órgano trimestral que comienzan a publicar, no quieren darle "un carácter tal elevado que solo interese a los especialistas de la Biblia, ni tan llano que sólo sirva para la propaganda vulgar". La revista se propone abarcar tanto temas científicos, como cuestiones prácticas relacionadas con la lectura de la Biblia, siguiendo, paso a paso, las instrucciones ele la Santa Iglesia.
"La Biblia ¡Liber Sacerdotalis"!, "¿Cómo leer la Sagrada Escritura?, "Los fariseos", son algunos títulos de este primer número.
Para quien haya seguido la vida de la Revista, es fácil comprobar, que estos temas han sido objeto de repetidos estudios, que dicen bien a las claras la intención apostólica de los autores.
Junto a ellos se agrupan temas arqueológicos y filológicos. Más tarde nacerá una sección litúrgica.
Es interesante observar las reacciones que provoca la Revista. ¿Quién es Straubinger? Algunos plantean la disyuntiva: o un valor desconocido o un audaz. Se le tiene cierto recelo. Esto de apostolado bíblico huele a protestantismo. Pero la Revista continúa saliendo. Voces de aliento la sostienen. Nacen suscripciones por toda América.
Una tarde, la de Pascua de 1940, el Seminario de La Plata ve llegar a Monseñor Straubinger, a quien el Sr. Arzobispo, Mons. Juan Pascual Chimento, ha ofrecido la cátedra de Sagrada Escritura.
Los alumnos se agrupan en torno al neo-profesor. Curiosidades satisfechas. "Parece que sabe mucho". "Posee más de una docena de lenguas". Comentarios, No hay duda, es un hombre interesante. Un poco extraño para nuestra modalidad latina.
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Straubinger da sus clases: Sagrada Escritura, Patrología, Griego bíblico (más tarde, Hebreo); atiende la capellanía del Hospital Italiano, y trabaja sobre la versión castellana que de la Biblia hiciera Felix Torres Amat, publicada entre los años 1823-1825, preparando una edición de la misma. Al publicarla, nos dice: "Esta edición no es una nueva traducción de la Vulgata. Hemos escogido la versión de Torres Amat, que, a su vez, se funda en otras". No hay duda que ha aprovechado a Scio, a la traducción italiana de Martini, y más aún la versión hecha en Bolonia, del jesuita español José Petisco.
"Torres Amat es amigo de la dicción perifrástica, mayormente en los libros poéticos. Sigue menos literal mente a la Vulgata, y trata de ampliarla, por las notas explicativas intercaladas en el texto, más todavía por cierta tendencia a sustituir la precisión de la Vulgata por giros perifrásticos. 'Versión perifrásica', la llama por eso Cornely-Merk. Para evitar posibles errores y falsos conceptos, nos hemos visto precisados a acomodar su versión, en no pocos casos, a la de la Vulgata, más concisa.
"Además, hemos sacado las notas explicativas que en las ediciones corrientes han sido intercaladas en el texto sagrado; aunque se las marque con letra bastardilla".
Es, pues, un trabajo de depuración. Queda el texto limpio. Además, un buen número de notas que, en algunos libros del Nuevo Testamento, llegan a ser casi tan extensas como el mismo texto sagrado. De esto hablaré luego.
La Editorial Guadalupe va publicando tomo tras tomo, comenzando con el Nuevo Testamento.
El P. José Gallinger, SVD, responsable en un tiempo de dicha Editorial, escribía en 1980, en la Revista Bíblica: "El beato Arnoldo Jansen, Fundador de la Societas Verbi Divini (SVD), siempre alentó a sus hijos a servir a la Palabra de Dios, no sólo por la predicación misionera, sino también por los impresos. Nada extraño, pues, que justamente con el nacer de la SVD en la Argentina naciese también la 'Imprenta Guadalupe'. Fue gracias a Monseñor Straubinger, agregado como autor, que se pensó hacer de la imprenta una Editorial dedicada especialmente a ediciones sobre Biblia y Liturgia. Esto último estaba encabezado por el entonces Abad benedictino de Buenos Aires, Dom Andrés Azcárate; mientras Monseñor Straubinger, ofrecía su traducción al castellano del Nuevo Testamento. Su insistencia era la de iniciar con una edición de 10.000 ejemplares. Para entonces (1940) era una audacia inconcebible. El Consejo de Ediciones objetaba que serían necesarios diez años para vender la edición. Pero, los hechos dieron la razón a la intuición de Monseñor Straubinger. En algo más de un año se vendieron los 10.000 ejemplares, y se multiplicaron luego las ediciones. Se continuó con la edicíón de la versión de los Salmos, para encarar la publicación de la Biblia completa en cinco tornos, La Biblia comentada para la Vida, una obra maravillosa, verdadera 'suma bíblica' por las profusas notas y comentarios salidos de la pluma de Monseñor Straubinger".
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En 1944, Straubinger tiene 61 años. Ha llegado el momento en que va a comenzar la obra para la que Dios lo ha ido preparando: la traducción directa de toda la Biblia y su comentario.
Nada mejor que releer lo que él mismo dice al presentar su obra:
"No sin cierta inquietud presenta el autor una nueva edición de la Biblia, y en vez de congratularse por ello, se siente más bien obligado a justificar el esfuerzo intentado, que muchos consideraban imposible.
"Casi al acaso comenzó esta edición. Después de haber publicado los cinco tomos de la Biblia Vulgata, el que esto escribe pensaba descansar de sus tareas de publicista. Fue entonces cuando una gran editorial argentina, deseando mostrar su adhesión al IV Congreso Eucarístico Nacional, quiso ofrecer al público una traducción directa de los Evangelios según el texto original griego.
"Rechazada la demanda por creerla superior a sus fuerzas, hubo al fin de acceder ante la insistencia de los editores.
"En septiembre de 1944, prologada por su Em. el Cardenal Santiago L. Copello, vio la luz la la traducción argentina de los Evangelios. Víctor Rebuffo ilumió el texto con 186 xilografías.
"El Cardenal Primado, en una emotiva ceremonia, bendijo el 4 de octubre del mismo año la edición que se presentaba en tres tipos distintos, a los que se sumaba un ejemplar único impreso en pergamino, destinado a Pío XII.
"Muy pronto la Pía Sociedad de San Pablo, en sano afán de difundir la palabra de Dios, hizo varias ediciones populares del mismo texto, las que pasaron el medio millón de ejemplares vendidos en toda América. Chile y Venezuela encargaron y obtuvieron una edición propia. El grano de mostaza crecía.
"El éxito logrado por la bendición de Dios, impulsaba al autor y a los editores a proseguir la obra emprendida. En el año 1945 se puso en venta una lujosa edición de los Hechos de los Apóstoles. Dos años más tarde le siguieron, en dos tomos, las Cartas de San Pablo. Ambos libros tuvieron también sus ediciones populares.
"En el año 1948, la casa editora Desclée, de Brouwer y Cía. publicaba la traducción íntegra del Nuevo Testamento.
"Esta edición, aparte de la más favorable acogida, le valió al traductor el título de Doctor honoris causa, conferido por la Facultad Teológica de la Universidad de Münster (Alemania).
"Quedaba concluída así, la primera parte de la obra emprendida. Maduraba entretanto la segunda, a saber, la traducción del Antiguo Testamento según el texto hebreo. Fueron primicias de éste trabajo, los Salmos publicados en 1949 por la misma casa editora Desclée, de Brouwer y Cía.
"Llega ahora el momento de entregar al público esta flamante traducción del Antiguo Testamento. De éste modo la nueva versión se presenta en cuatro tomos, a los que se agregará un quinto, conteniendo una Concordancia actualmente en preparación, y un sexto comprendiendo un Atlas Bíblico.
"Tal es, en brevísimos rasgos, el origen y el desarrollo de esta traducción. Siete años de ímproba labor, llenadas todas las horas con persistente trabajo. Siete años son pocos si se considera la magnitud de la obra. Pero son muchos para quien tiene que realizarla".
En una carta del 17 de Marzo de 1951, escribe: "Este año saldrá, si Dios quiere, mi Antiguo Testamento, la primera traducción católica americana según los textos primitivos. La llamaremos Biblia platense.
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¿Quién es Straubinger?
Debo dejar constancia que él mismo, espontáneamente, y sin que yo se lo solicitara, me entregó, por escrito, los datos fundamentales de su vida, diciéndome: "Tome, un día usted tendrá que hablar de mí'. Era en Alemania, el año 1952.
Straubinger nace el 26 de diciembre de 1883, en Esenhausen, en la provincia de Württemberg, del sur de Alemania.
Un coterráneo suyo, Rodolfo Obermüller, pastor protestante de larga y conocida actuación en nuestra patria, en un hermoso artículo titulado: "Al amigo desconocido", publicado en el número extraordinario con que la Revista biblica, en 1984, homenajeó a su fundador con ocasión del centenario del nacimiento de éste, escribía:
"Hay algo gracioso en su apellido. Significa 'alguien que viene de Straubing', de una ciudad que se extiende a orillas del río Danubio, en Baviera. Ésta gente tenía espíritu de viajero curioso. Los jóvenes que querían perfeccionarse como artesanos, recorrían diversas ciudades y países y recibían el apodo de 'fraile Straubinger'. Hasta el primer cronista de la llegada de los descubridores al Río de La Plata, vino de Straubing y regresó allá: el famoso Mtz. Schmidl. De todo esto hay algo en nuestro amigo: un elemento peregrinante, descubridor y acriollable.
"La tierra chica de su origen, el pago de Alta Suavia, es una zona rural idílica, de verdes paisajes, y ondulantes, entre lomas y valles, con arroyos y bosques. Casi un Entre Ríos, casi un Uruguay...
"¿De dónde venía? Era un hijo del campo. Nació en Esenhausen, en una gran chacra, el día de san Esteban mártir, segundo día de la celebración de la Navidad de 1883. Y al día siguiente era el de su patrono, san Juan, Apóstol y Evangelista. De ellos venía: de un diácono y de un Evangelista. De niño creció en una región llena de conventos y catedrales de riquísimo barroco, con una mayoría casi absoluta de habitantes católicos, aunque bajo el gobierno de un rey protestante que daba mucha libertad de culto. Así fue como de joven aprendió a vivir con protestantes libres. A 6 km. de Esenhausen está situada la aldea de Wilhelmsdorf, una colonia de moravos, de culto sencillo y muy bíblico y con varios institutos de caridad: hogares para niños discapacitados, para huérfanos, para enfermos alcohólicos, y seminarios de maestros cristianos. Imagino que todo ello contribuyó a formar en él un gran amor por la Biblia, una ardiente pasión por la caridad, y un sentido interés por la vida docente.
"Su Iglesia parroquial, en Esenhausen, está consagrada a la memoria de San Martín. ¿Aprendió de él a compartir su túnica con el necesitado? ¿Lo preparó para vivir como exiliado en las tierras de otro San Martín, patrono éste de la ciudad de Buenos Aires? ¿Lo unió con aquel Martín que tradujo la Biblia a su idioma vernáculo? Hay como una resonancia de las impresiones que debe haber recibido desde su niñez de parte de los moravos, en su afirmación de que Jesús vive en medio de nosotros, no solamente en la Eucaristía, sino también en su santa Palabra, el Evangelio'.
Ordenado sacerdote en 1907, lo hallamos dos años más tarde como Repetitor del Nuevo Testamento y Moral, en la Universidad de Tübingen, en la que había estudiado. Enseña hebreo en el Seminario, y de paso sigue cursos en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma Universidad, donde, en 1912, se doctora en lenguas orientales e Historia comparada de las religiones, con una tesis sobre las variantes dialectales del arameo.
Treinta y ocho años más tarde, sus notas al Antiguo Testamento nos sorprenderán por el conocimiento que revela de las distintas religiones orientales.
El mismo año de 1912, su Obispo lo envía a Roma, para que se perfeccione en Ciencias Bíblicas. Prosigue con ahinco el árabe -"la lengua más difícil que he estudiado"- le oímos decir, y logra llegar a expresarse en ella con corrección.
El Instituto Bíblico le acuerda una subvención que le permite viajar a Palestina. El Instituto Arqueológico de la Gorres-Gesellschaft de Jerusalén lo beca.
Intenta algunas "locuras", como el mismo dice. La primera de ellas, es ir solo al Sinaí. Siente como una obsesión tischendorfiana. Tischendorf, el 4 de Febrero de 1860, encontró y obtuvo el valiosísimo "Codex Sinaiticus", del siglo IV de la Biblía de los LXX, en el monasterio de Santa Catalina del Sinaí.
Straubinger sueña con descubrir manuscritos que amontonen el polvo de 14 ó 15 siglos. No estaba equivocado. La biblioteca en cuestión, contiene todavía ahora, pero ya inventariados, el códice Sirsin, la más antigua traducción de la Biblia, que probablemente dependa de un texto griego del siglo II, y el palimsesto siríaco del siglo IV, además de 2289 ms. griegos, 580 árabes y 276 siríacos.
Hoy día, uno llega cómodamente allí en auto, por un camino asfaltado, que forma parte del llamado circuito del Sinaí. Pero no era así en 1913. Straubinger decide andar en camello los centenares de kilómetros que lo llevarán desde Jerusalén al Sinaí.
El viaje fracasa. El árabe que contrata como servidor, lo asalta y lo despoja, en el desierto, incluso de su cabalgadura.
No se desalienta. Apunta entonces hacia Persia. La guerra del 14 le trunca el proyecto.
Pasa a Turquía, como capellán de la marina alemana, donde parte de la flota queda apostada durante los años de la guerra, y aprovecha la larga estadía para estudiar, entre otras cosas, la lengua turca, en la que, como en la arábiga, logra hablar corrientemente. Vaya al respecto, una anécdota referida por él mismo. Ya en La Plata, treinta y cinco años más tarde, con gran esfuerzo, emplea esa lengua para atender un enfermo grave en el Hospital Italiano de esta ciudad.
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Terminada la guerra, vuelve a Alemania. El joven científico, 35 años, hace siete años que falta de su patria. Piensa dedicarse a la cátedra universitaria y la investigación. Los planes de Dios son otros. Su Obispo lo nombra director diocesano de Cáritas.
En 1948, al presentar su traducción del Nuevo Testamento al castellano, escribe Straubinger:
"No queremos terminar sin dejar aquí un recuerdo agradecido al que fue nuestro primer y querido mentor, instrumento de los favores del divino Padre: Monseñor doctor Paul W. von Keppler, obispo de Rotenburgo, pío exégeta y sabio profesor de Tubinga y Friburgo, que nos guió en el estudio de las Sagradas Escrituras. De él recibimos, durante muchos años, el estímulo de nuestra temprana vocación bíblica con el creciente amor a la divina Palabra y la orientación a buscar en ella, por encima de todo, el tesoro escondido de la sabiduría sobrenatural". Es él mismo quien ahora abre un nuevo capítulo en la vida de Straubinger. Comienza una actividad totalmente distinta de los trabajos intelectuales que hasta ahora lleva realizados.
Esta nueva fase le va a permitir adquirir un conocimiento directo de las necesidades espirituales y materiales de su pueblo. Más tarde, muchas de sus notas han de apuntar a una aplicación concreta, viva, de los preceptos evangélicos, dejando entrever que el que las escribe, los ha practicado antes.
Entretejiéndose sin confundirse, ciencia y experiencia de la vida, serán dos ricas vetas que Monseñor explotará en provecho de sus comentarios bíblicos.
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El estudioso se revela un extraordinario conductor y realizador de obras asistenciales.
Wangen es una pequeña ciudad alemana, a unos 30 kms, de la frontera suiza. Región sumamente pintoresca, pequeñas colinas, bosques, aire ozónico y, a lo lejos, la vista de la montaña helvética.
Allí, en 1931, puso sus ojos Straubinger, director de Caritas de Rotenburgo. ¿No será posible levantar una casa para niños tuberculosos?
Lenta pero tenazmente se comenzó la obra. Se acudió a los préstamos bancarios. Se compraron unas hectáreas sobre una pequeña elevación del terreno, fueron levantados los primeros pabellones e iniciada la plantación de árboles por el mismo creador de la obra.
El sanatorio se hace un hermoso y completo edificio con capacidad para más de 400 niños, dotado del instrumental más moderno y afamado también en el exterior por sus trabajos científicos.
Cuando, en 1952, lo visitamos con Monseñor, aparte de estar embanderado el edificio para homenajear a su fundador, nos recibió el mismo director que, siendo un joven médico, había sido elegido e inducido por Straubinger para dedicarse a esa noble misión.
Es una de las muchas obras creadas o impulsadas por Straubinger, las que no vamos a inventariar aquí. Sólo otra referencia: la creación de una empresa de seguros, fuente de recursos para Caritas. También sus tres pisos nos recibieron con banderas.
Unicamente quien está interiorizado de la organización de la Caritas alemana, puede apreciar debidamente la dedicación que ella exige, por la multiplicidad y variedad de sus emprendimientos, a quien asume la responsabilidad de su dirección diocesana.
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¿Y el estudioso de la Biblia?
Straubinger no se olvida de la Escritura. Pero ahora su preocupación fundamental es difundirla. Para ello, después de larga maduración, funda en Stuttgart, el 22 de Septiembre de 1933, el movimiento bíblico popular católico.
El movimiento bíblico de Alemania -escribe Straubinger en 1953-, que hoy se llama Bibel-Werk, tiene, como dicen sus estatutos, por objeto:
- propagar los libros sagrados en el pueblo cristiano según las normas establecidas por la autoridad eclesiástica.
- explicar al pueblo Cristiano el Libro de los libros, para que sea fuente de espiritualidad y estímulo de vida cristiana.
"Este fin y objeto se realiza por medio de sermones biblicos, catequesis bíblica, 'Horas bíblicas' (Bibelstunden), publicaciones especiales, películas, discos, mapas de Palestina etc., y también por medio de una proyectada unificación del texto de las traducciones, para que con el tiempo se imponga una sola versión en lugar de las muchas que ahora están en curso...".
No sin un dejo de tristeza, agrega: "Toda la obra tuvo que comenzar de nuevo después de la guerra. Pues primero fue obstaculizada por Hitler, y en la guerra fue destruida la casa donde estaba alojada" (Estos parrafos están tomados de un artículo que, bajo el título: El movimiento bíblico en Alemania, publicó Straubinger en la Revista de Teología, año 1953, no 12, La Plata).
Para editar y difundir la llamada "Biblia Keppler" y las otras publicaciones arriba mencionadas, funda la Editorial Keppler.
La pluma de nuestro hombre no está inactiva. Aparte de artículos, publica varias obras sobre temas bíblicos y sobre Caritas.
Citemos dos. En colaboración con José Bartle, escribe el libro: Praktisches Bibelhandbuch, un texto para la iniciación bíblica. También en colaboración, una Concordancia , de textos bíblicos, "la cual -dice aunque no es completa, ofrece en alemán 64.000 citas bíblicas para uso de predicadores y catequistas".
En 1963, tuve ocasión de visitar, en Stuttgart, la exposición con que el Movimiento bíblico popular, en pleno florecimiento, conmemoraba su treinta aniversario. En la entrada, se encontraba una gran foto de Straubinger, con la leyenda: "Homenaje del Movimiento bíblico popular a su fundador".
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Año 1937. Llega la etapa más impensada y, sin duda, la más trascendente de la vida de Monseñor: su venida a la Argentina. Sobre la misma se han dicho muchas generalidades. El mismo no dio a conocer los datos precisos sino el año 1952, ya de vuelta en Alemania. Son los que siguen.
El Nacionalsocialismo había ido sembrando calumnias sobre la actividad de la Iglesia católica en Alemania.
Un Domingo del año 1937 (no tengo registrada la fecha exacta), se leyó desde los púlpitos de todas las Iglesias, una extensa carta en la que se refutaban dichos infundios.
Lógicamente, el régimen totalitario no podía tolerar el hecho. Durante la semana, la policía secreta investiga quién es el responsable de dicho escrito, orientando sus sospechas hacia Straubinger, quien ya había tenido dificultades con las autoridades por defender la libertad e identidad de las obras asistenciales de la Iglesia.
El sábado, la policía logró quebrar la resistencia psíquica de un sacerdote, secretario de Monseñor, a quien identificó como responsable del escrito que, aparte su lectura pública, ya circulaba por todo el territorio alemán.
El Domingo, la policía acude a buscar y apresar a Straubinger. Este había ido a visitar el Sanatorio creado por él en Wangen. Se logró avisarle por teléfono que se andaba tras él. Straubinger tiene una idea audaz-, podemos pensar en una gracia de Dios- intenta ir a Suiza que, como ya quedó dicho, está a treinta kms. de Wangen. Straubinger llevaba siempre consigo su pasaporte. Va a la estación de ferrocarril, compra el pasaje, y con su portafolio y u paraguas, cruza en corto tiempo la frontera, sin dificultad alguna. Al día siguiente, el gobierno lo denuncia públicamente como enemigo, y se ordena su captura. Todavía no se conocía su paradero.
La historia puede pensarse como novelesca o providencial. Pero es real.
Una vez en Suiza, se dirige a la residencia de una congregación de religiosas alemanas, quienes lo alojan.
Obtiene del Obispo del lugar, la autorización para permanecer sólo un año en la diócesis porque hay "demasiado clero".
Straubinger proyecta dirigirse al Brasil, y comienza a estudiar portugués. Ya sabemos: los proyectos del hombre no coinciden siempre con las destinaciones de Dios.
Monseñor Enrique Mühn, de la congregación del Verbo divino, primer obispo de Jujuy, era hijo de alemanes. El año 1938 viaja a la tierra de sus padres, pasando por Suiza, y alojándose en la casa religiosa donde vivía Straubinger, al que invita a venir a su Diócesis.
Straubinger tiene 55 años y no sabe castellano, pero acepta la invitación y el desafío, comenzando a estudiar la lengua que será el instrumento en su nuevo campo apostólico. Digamos, al pasar, que tenía una envidiable facilidad para los idiomas.
Monseñor Mühn lo nombra párroco de San Pedro, una ciudad con una población estimada, en ese momento, en 25.000 habitantes. Párroco celoso, de quien se recordará más tarde su preocupación por los pobres, no se olvida de la Biblia. Allá, en ese rincón del extremo norte de nuestro país, en el límite con Bolivia, nacerá el movimiento bíblico argentino, cuyo punto de partida es la publicación de la Revista Bíblica. "Monseñor Dr. Juan Straubinger había creado entre nosotros un movimiento bíblico que perdura todavía en el ecumenismo de nuestra época" (Obermüller). "Es el propulsor primero y decisivo del Movimiento bíblico en toda América latina" (Gallinger). No son estas afirmaciones gratuitas. La revista de Straubinger, en pocos años, tenía suscriptores y corresponsales en todos los países de América.
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En una reunión del episcopado argentino -hoy diríamos de la Conferencia episcopal-, Mons. Mühn conversa con Mons. Juan Pascual Chimento, Arzobispo de La Plata, interesándolo por el destino de Straubinger, acerca del cual pensaba, y con razón, que se le debía proporcionar otro ámbito de labor. En ese momento, la cátedra de Sagrada Escritura en el Seminario San José estaba vacante, pues su titular había pasado a desempeñarse como Vicario General de la Diócesis de Mercedes. Monseñor Chimento se la ofrece a Straubinger, quien veía ahora abierto un nuevo camino para sus proyectos bíblicos.
Fue por este camino, que la tarde aquella de Pascua que dije, vimos aparecer en la portería de nuestro Seminario a Monseñor Straubinger, con el mismo portafolios y -el mismo paraguas con que se había ido a Suiza.
Aquí va a trabajar ahora.
En su atelier, un modesto cuarto, se lo ve frente a una Biblia hebrea. Traducciones alemanas, inglesas, españolas, pueblan su escritorio.
Un par de grandes tijeras y un frasco de goma de pegar nos dicen claramente que sabe aprovechar todo el material que ha recolectado en libros y revistas.
Un día le pregunto por qué recorta en lugar de copiar sus propias notas anteriores. "Ahorro tiempo", es la respuesta.
Diez horas, a veces más, pasa Monseñor en su escritorio. Trabaja todos los días del año. Es ejemplar el modo de aprovechar el tiempo. "Hay que aprovechar los cinco minutos", repite a quien lo quiere oír o imitar.
Se fija una cantidad de trabajo para cada día, y lo realiza pase lo que pasare en la casa donde vive.
Junto con la traducción de la Biblia, redacta artículos para la Revista Bíblica, y escribe obras como "Espiritualidad bíblica".
Al dejar la Argentina, había publicado 23 volúmenes en distintas editoriales. Escribe todo a mano, con una caligrafía clara y pareja, que deja adivinar, al igual que su trato personal, un espíritu sereno y equilibrado, un corazón habitado por la paz bíblica.
No ha olvidado la caridad hacia los cuerpos. Poco a poco se forma una pequeña clientela de carenciados.
Terminada la segunda guerra mundial promociona, junto con otras personas de raíz alemana, la obra internacional de ayuda a Alemania, que se realiza mediante el envío de cajas de alimentos.
El drama de su patria estaba vivo en su corazón. Quería rehabilitar su nombre. Y el de la Iglesia católica. Así, "decretó" que yo escribiese un libro sobre ella. Para ese fin, me hizo invitar por la central nacional de la Caritasverband. El libro apareció en 1953, en Buenos Aires, con el título Alemania Católica, y en Alemania, en 1954, traducido por Monseñor, quien me acompañó incansablemente durante las múltiples visitas a obras, parroquias, instituciones, y también tuvo a bien leer y discutir conmigo el manuscrito, a fin de que reflejase con exactitud la imagen pretendida.
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El 25 de Octubre de 1951, Straubinger se despide de los lectores, de Revista Bíblica.
"Gracias al permiso que me otorgara el Exmo. Sr. Arzobispo Dr. Tomás Solari de La Plata, me será posible hacer un viaje a Europa y, Dios mediante, también a Tierra Santa para estudiar los progresos de la arqueología bíblica en el país del Redentor.
"La ausencia, que se prolongará por varios meses, me impedirá redactar los próximos números. Además, debido a mis años -friso en los setenta- pienso que en adelante no podré ya afrontar toda la responsabilidad que implica la dirección de un órgano tan importante como lo es actualmente la Revista difundida en todo el mundo hispano-americano.
"Esto no quiere decir que me alejaré de los muchos amigos y lectores con los que estoy vinculado por lazos de íntima amistad espiritual y unido en el amor a la divina palabra de la Sagrada Escritura. Seguiré, al contrario, en cuanto Dios me dé fuerzas, colaborando con el Rev. P. Bernardo Otte, Prof. de Sagrada Escritura en el Colegio Apostólico de Villa Calzada, quien desde hoy en adelante tomará sobre sus hombros la carga que yo he llevado solo durante más de doce años...
"Doy gracias a Dios que en estos años me ha confortado con el consuelo de las Sagradas Escrituras (Rom 15, 4) y me ha dispensado no sólo el favor de dirigir esta Revista sino también el privilegio de traducir la Biblia entera y difundir los santos Evangelios y otros textos bíblicos en más de un millón de ejemplares.
"Agradezco también a todos los colaboradores, suscriptores y bienhechores, la fidelidad y el tesón con que han sostenido nuestra Revista. ¡Que Dios los colme de bienes imperecederos!".
Y a su sucesor le escribe una carta en alemán, en la cual entre otras cosas, le dice:
Al P. Bernardo Otte, Director de la Revista Bíblica.
Muy Reverendo Padre:
El 15 de noviembre cesa mi desempeño como director y propietario de Revista Bíblica y el mismo pasa a sus manos. Lo felicito por ello de corazón y le deseo las más abundantes bendiciones de Dios.
(...)
Uno podría preguntarse cuál ha sido hasta el momento el espíritu de la Revista. Creo que el mismo de las notas de la edición de la Biblia. Yo subrayo muy en especial el pensamiento del amor paterno de Dios, la idea de la filiación divina, del amor fraterno, y la esperanza en la vuelta de Cristo. Particularmente el último dogma, que en la teología y en la pastoral de hoy apenas recibe realce, tiene un enorme valor práctico. Yo no reniego nunca contra los milenaristas, pues sé que muchos Padres de la Iglesia, es decir, todos antes de Jerónimo, en cuanto creían en la autenticidad del cuarto evangelio, eran milenaristas, y que, de entonces a hoy, el milenarismo no fue prohibido, sino que sólo se dijo de él que "tuto doceri non posse" (Decreto de la Congr. del Sto. Oficio). Uno puede, sin embargo, también sin ser milenarista, decir mucho sobre las realidades últimas y yo lo he intentado en mis notas. Ante todo, debiera Ud. resistir a las tendencias demoledoras de la exégesis moderna puramente científica que todo lo que no entiende, lo reduce a metáfora y alegoría. Con ello le resta al pueblo creyente mucho de la esperanza en las realidades futuras.
General aceptación han obtenido entre el círculo de lectores la sección "Respuestas" y la antigua sección "A través de la Biblia". Lo último no es difícil de continuar, si Ud. toma un pasaje con abundante contenido espiritual y lo desarrolla sin términos técnicos teológicos y lo aplica a los hombres de hoy. Evitar las expresiones técnicas innecesarias es muy importante. Se debería intentar siempre encontrar formas actuales de expresión. Dado que Ud., creo yo, proviene de la teología dogmática, no le será fácil encontrar en seguida las expresiones correctas, pero con el tiempo ya se dará.
Polémicas, en lo posible yo las he evitado, incluso la polémica con los protestantes. Tenemos tareas más positivas. Por lo demás, cuentan entre los lectores también Pastores protestantes.
(...)
Nunca me han faltado colaboradores para la 1° sección (Estudios y Documentos). Si llegaren a faltar, debe Ud. dirigirse a los exégetas o traducir artículos de revistas europeas.
Por el contrario, no resulta fácil conseguir colaboradores apropiados para la 2° Sección (La Biblia y la Vida Cristiana), puesto que aquí todo depende del espíritu. Debe entonces uno buscar mucho hasta descubrir debajo del fárrago de artículos que pretenden ser piadosos, una sana piedad bíblica, que se atreva a colocar en el centro a Dios y a Cristo y al Espíritu Santo. Sea Ud. intrépido en desechar todo lo que se oponga a esta piedad.
* * *
Straubinger había escrito sobre su trabajo:
"La tercera característica consiste en las notas, que, a la vez, revisten el carácter de comentarios o pequeños artículos. No nos toca a nosotros hablar de su valor -juzgen de ello los críticos- pero sí del método adoptado a la explicación del texto sagrado.
Atribúyese no sin razón a nuestra época, una fecundísima restauración de los estudios bíblicos, que es semejante a una primavera floreciente, a la que ha de seguir una rica cosecha de frutos espirituales.
Presenciamos, en verdad, una primavera bíblica. Los Sumos Pontífices, desde León XIII, no se han cansado de recomendar al pueblo cristiano la lectura de la Biblia.
El Papa Pío X dice al respecto: "Queriendo renovarlo todo en Jesucristo, nada deseamos más que el acostumbrarse nuestros hijos a tener la Sagrada Escritura para la lección cotidiana. Con ello se puede conocer mejor el modo de renovar todas las cosas en Jesucristo".
Benedicto XV alaba de modo especial a los que se dedican al apostolado bíblico y dice que "este apostolado ha sido por cierto singularmente fecundo para la Iglesia de Dios, puesto que así un gran número de almas se acercan desde entonces a esta mesa de doctrina celestial que Nuestro Señor ha hecho poner para el universo cristiano, por medio de sus profetas, apóstoles y doctores". La encíclica Divino Afflante Spiritu de Pío XII, es el coronamiento de los esfuerzos pontificios que tienen a hacer de la Biblia la lectura cotidiana de los fieles. "Favorezcan, dice el Papa a los Prelados, y presten su auxilio a todas aquellas pías asociaciones que tengan por fin editar y difundir entre los fieles, ejemplares impresos de las Sagradas Escrituras, principalmente los Evangelios, y procurar con todo empeño que en las familias cristianas se tenga ordenada y santamente cotidiana lectura de ellas".
"Por todo esto se ve que los Sumos Pontífices desean que la Biblia llegue al pueblo, y no solamente a los sacerdotes y laicos cultos. "Síguese de ésto la inmensa responsabilidad de los comentaristas, sobre quienes pesa la divina misión de explicar al pueblo la palabra que tiene el poder de salvar las almas (Sant. 1, 21; cfr. Rom 1, 16). No negamos la necesidad de la crítica textual, ni tampoco el valor de las notas filológicas, históricas, geográficas, arqueológicas, y gracias a Dios tenemos ese aparato científico en muchas ediciones; mas no olvidemos que en las publicaciones bíblicas que se dirigen al pueblo, no debe faltar el método patrístico, que ante todo busca en la Escritura las verdades doctrinales y las enseñanzas prácticas para llevar una vida de más en más cristiana.
"En la revista Cultura bíblica (Febrero de 1950, no 69, págs. 34-35) encontramos algunas observaciones tomadas de un artículo de la revista Civilta Cattolica que enfocan acertadamente la dificultad que hoy día se presenta al exégeta católico. El articulista cita las palabras de von Dobschütz, quien dice que la Biblia no es una colección de documentos importantes para la historia o la lengua; es un producto de la piedad religiosa, por lo cual sólo un hombre piadoso puede explicar bien este libro; "será buena únicamente aquella exégesis que avive la caridad y sentido religioso, que enfervorice la piedad, embebida en el afecto piadoso del autor, que se tranfunde a los lectores". Se sobreentiende la inspiración de la Biblia.
"A más de sumamente sencillo, nuestro método no es nada nuevo.
"Teniendo en cuenta el ambiente en que vivimos y para el cual escribimos, damos preferencia a la explicación práctica, destacando las ideas fundamentales de la Biblia y mostrando su aplicación en la vida.
"Sobre todo hemos procurado mostrar la armonía que existe entre los dos Testamentos y la coincidencia de los pasajes paralelos, a fin de que el lector tenga siempre a la vista la unidad viva de las Escrituras, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, pudiendo así deleitarse con las luces que el Nuevo Testamento arroja sobre el Antiguo.
"Este método no excluye las notas científicas y técnicas, porque la interpretación práctica sólo tiene valor cuando se funda sobre una ciencia exegética precisa.
"No fue posible comentar detalladamente todos los libros. Esto hubiese exigido algunos tomos más de los que el editor había proyectado. Por eso nos hemos concentrado especialmente sobre el Génesis, los Salmos, el Cantar de los Cantares y los Profetas, vale decir, sobre aquellos libros que oponen más problemas o son de especial importancia para la vida religiosa".
Ya antes, en su edición de la Vulgata, decía:
"No raras veces se nota cierto desinterés respecto del Antiguo Testamento, como si pudiéramos prescindir del mismo. Nada más peligroso que esto. La historia nos enseña que una vez rechazado el Antiguo Testamento, el Nuevo no puede mantenerse. Por lo cual, la Iglesia los defiende a ambos, sin distinción, y excluye de su seno a quienes se atrevan a atacar una sola página del Antiguo Testamento, pues ambos son ríos procedentes de la misma fuente: el mismo Espíritu Santo es inspirador de todos los escritos sagrados, desde los cinco libros de Moisés hasta el Apocalipsis de san Juan. Rechazar uno de ellos equivale a rechazarlos todos.
"Los libros santos del Antiguo Testamento son palabra de Dios y parte orgánica de su revelación... Solamente la ceguera y la terquedad pueden cerrar los ojos ante los tesoros de saludables enseñanzas encendidas en el Antiguo Testamento. Por tanto, el que pretende que se expulsen de la Iglesia y de la escuela la historia bíblica y las sabias enseñanzas del Antiguo Testamento, blasfema de la Palabra de Dios, blasfema del plan de salvación del Omnipotente y erige en juez de los planes divinos un estrecho y restringido pensamiento humano.
Niega la fe en Jesucristo, aparecido en la realidad de su carne, que tomó la naturaleza humana en un pueblo que después había de crucificarlo. No comprende el drama universal del Hijo de Dios que al delito de sus verdugos opuso, a fuer de Sumo Sacerdote, la acción divina de la muerte redentora, con lo cual dió cumplimiento al Antiguo Testamento, lo consumó y lo sublimó en el Nuevo Testamento". (Pío XI en la encíclica Mit brennender Sorge).
"Por eso, nos hemos empeñado en mostrar, en las notas explicativas, esa maravillosa unión de los dos Testamentos, que san Agustín, con inimitable concisión, encierra en la fórmula inmortal: In Vetere (Testamento) Novum latet, in Novo Vetus patet, esto es: en el Antiguo Testamento está escondido el Nuevo y en el Nuevo se manifiesta el Antiguo. El Espíritu Santo trazó de ante mano el plan de la Revelación divina y lo desarrolló en varios períodos, comenzando por el Protoevangelio en el paraíso y las revelaciones dadas a los Patriarcas, a Moisés, a David y a los Profetas, hasta que, en la plenitud de los tiempos, llegara El que es el cumplimiento de la Ley antigua: "No penséis que Yo he venido a destruir la Ley o los Profetas; no he venido a destruirlos, sino a darles cumplimiento. En verdad os digo, que antes faltarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse perfectamente cuanto contiene la Ley, hasta una sola jota o ápice de ella" (Mat. 5, 17 y 18).
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Straubinger dijo de sus notas, que las juzgaran los críticos. He aquí algunos juicios de escriturístas europeos de nota.
El P.M.E. Boismard escribía en la Revue Biblique: "Lo que caracteriza la edición, y que explica la amplitud de la obra, son notas abundantes, que adquieren la importancia de un pequeño comentario. Ellas serán preciosas para el gran público de los fieles, pues elaboran con riqueza el contenido teológico y espiritual del texto sagrado... Verdaderamente esta obra es una bella realización que hace gran honor a la América Española".
Bíblica, la revista del Pontificio Instituto de Roma, publicó la opinión del P. J. Bonsirven, que decía: "Muchas de las notas son simplemente para la edificación, otras arrojan luz exegética, histórica y teológica; su elección y su espíritu denotan un apóstol científicamente bien informado y siempre cuidadoso de aclarar las inteligencias y de estimular las voluntades..."
El P. J. Leal, en la revista Razón y Fe, decía: "Traducción fiel y muy castellana. No es una traducción más del original, sino un verdadero comentario. Un comentario completo de todo el Nuevo Testamento no teníamos hasta ahora en castellano... Muy útil para la meditación y la predicación".
También en Estados Unidos se conoció la obra. El P. D. Rubio, escribía en The Catholic Quarterly: "Hasta la fecha no he visto tal número de notas explicativas en una Biblia traducida en primer lugar para el pueblo (the common people)... Las citas y pasajes han sido seleccionados con un criterio profundamente espiritual, prueba de un vasto conocimiento de la Sagrada Escritura".
En 1956, la Biblia platense apareció en Chicago, en lujosa edición, como Edición familiar.
El 20 de Noviembre de 1951, partíamos para Alemania. Monseñor no volvería a la Argentina. Resentida su salud, decidió quedarse en su patria.
Supimos que seguía la suerte de sus publicaciones, enviaba artículos, y daba clases de Biblia a los jóvenes.
El 23 de marzo de 1956, víspera del Domingo de Ramos, concluía sus días sobre la tierra, en Stuttgart, este infatigable sembrador de la Palabra. Sus restos mortales fueron llevados a su Esenhausen natal, y sepultados en el cementerio adyacente a la iglesia de san Martín. Una sencilla lápida lleva la fecha de su nacimiento, su ordenación sacerdotal y su fallecimiento. Una estatua de la Virgen con el niño Jesús, se eleva sobre una pieda labrada, que lleva esculpida una oración: Madre de los sacerdotes. ¡Ruega por nosotros!
Cuando la Facultad de Teología de la Universidad de Münster le concedió la medalla Bene merenti junto con el título de Doctor en Teología honoris causa, la "laudatio" que justificaba la distinción, lo llamaba: Jerónimo de toda la América del Sur.